PALOMAS MENSAJERAS MEXICO

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martes, 18 de septiembre de 2012



15.LA INFLUENCIA DE LAS VITAMINAS EN LA REPRODUCCIÓN

Las deficiencias de las dietas en vitaminas son origen de numerosos trastornos fisiológicos. En la siguiente experiencia queda de relieve la influencia de la vitamina E en la fertilidad de las aves, así como la mejora que producen las vitaminas Ay D3 en la nascencia de los polluelos.

Introducción
Los estudios realizados hasta el momento se han preocupado de las posibles alteraciones que se presentan cuando hay carencia de vitaminas, pero no analizan los beneficios posibles como consecuencia de una administración suplementaria en la dieta. No por ello debe de dejarse de tener en cuenta los efectos de una carencia que pasamos a describir a continuación.
Es un hecho comprobado que la escasez de vitamina E (hipovitaminosis E) provoca una disminución del apetito sexual y perdida de fertilidad. Su espectro de acción se extiende tanto a machos como a hembras, si bien es en los primeros en donde adquiere una mayor importancia. En los órganos genitales masculinos produce alteraciones en las glándulas sexuales, originando lesiones degenerativas en los testículos; los espermatozoides pierden su motilidad, muestran anomalías morfológicas y forman agregados. La síntesis de testosterona se ve reducida y hay una reducción de la libido, comportándose los machos como castrados. Parte de estos síntomas se deben a una hipofunción del lóbulo anterior de la hipófisis, en el que disminuye la síntesis de hormonas gonadotróficas.

También es importante que las hembras dispongan de una cantidad suficiente de vitaminas A y D3, ya que la vitamina A favorece la puesta, aumenta el número de eclosiones y disminuye la mortalidad de polluelos (Kolb, 1987). Así mismo, los problemas de cáscaras frágiles en los huevos y malformaciones óseas pueden ser debidos a la hipovitaminosis D3. Esta vitamina activa la absorción de calcio y fósforo en el canal intestinal, así como los procesos de calcificación del hueso y su reabsorción en el período de puesta. Cuando la ingestión de los elementos minerales no es suficiente, la vitamina D3 no remedía los trastornos.

Es por esto que, sin dejar de tener en cuenta el efecto de una carencia de estas vitaminas se planteó la conveniencia de conocer los efectos que una administración suplementaria en la dieta pudiera tener sobre diversos caracteres reproductivos, lo que ha constituido el objetivo de este trabajo.

Material y métodos

Para realizar la experiencia se escogió el canario (serínus serinus canarius) por ser un ave que presenta una gran variabilidad en lo referente a tasas de reproducción. Numerosas especies de aves tienen unos niveles de reproducción muy homogéneos y con unos rendimientos muy altos, difíciles de superar, pero esto no ocurre a sí en los canarios, que padecen multitud de perdidas de polluelos antes de su eclosión, así como bajos índices de fertilidad.
Se realizó un modelo "Plan Factorial 2/3" que permite estudiar tres factores (la vitamina A, la D3 y la E) a dos niveles ( su presencia o ausencia) con un número mínimo de muestras sin perder por ello valor estadístico. Para ello se escogieron ocho parejas a las cuales se les suministró una de las ocho posibles combinaciones de vitaminas asociando cada pareja combinación al azar.

La dosis utilizada es la recomendada habitualmente por complejos comerciales (100.000 U.i./1 de 03 y 50 U.l. de E) y se les suministró disueltas en el agua. Para evitar un posible enmascaramiento de los efectos se procuró evitar en lo posible el suministro en la dieta de vitaminas a través de otros alimentos, aunque ello se hizo sin eliminar ningún alimento necesario como la lechuga, u otros vegetales, sino únicamente eliminando alimentos enriquecidos con vitaminas de forma artificial.
La toma de datos consistió en contar huevos puestos, huevos fecundados y polluelos nacidos. Posteriormente se midió el grosor de la cáscara. De esta forma se pudo evaluar el porcentaje de huevos fértiles y el porcentaje de polluelos nacidos sobre el número de huevos fértiles, así como sus correlaciones con el grosor de la cáscara. Este último dato fue obtenido mediante la inclusión de fragmentos de cáscara en bloques de parafina y observando con un microscopio metalográfico de refracción de 230 aumentos con ocular graduado. Colocando cada huevo tras una fuente de luz intensa la transparencia o visión de irregularidades más oscuras nos indica si el huevo ha sido o no fecundado. Posteriormente se cuentan los polluelos nacidos, y se establecen unos porcentajes de nascencia y de fertilidad para cada pareja.

Resultados y discusión

El estudio de los datos se realizó en un ordenador personal con el paquete estadístico Statgraphics mediante un ANOVA (análisis de varianza) que permite considerar los efectos de cada vitamina independientemente, así como interacciones para ir paso a paso eliminando los efectos de las que no influyen en cada índice.
En el análisis del efecto de estas vitaminas sobre la fertilidad observamos que la única vitamina que influye en su mejora es la vitamina E. Este efecto no alcanza un valor suficientemente alto para poder ser considerado estadísticamente significativo, aunque es muy próximo a serlo. En la muestra con vitamina E, el número de huevos fértiles mejora en un 30%.

Las vitaminas A y D3 son de especial importancia en la mejora de la nascencia. El ANOVA realizado pone de relieve que el efecto de cada una de ellas es estadísticamente significativo. Se observa también una interacción de ambas y se plantea como hipótesis que ello pudiera deberse a un aumento de la absorción de la vitamina D3 producida a su vez por una mejora del epitelio intestinal originada por la vitamina A.

Es un hecho ya constatado que la vitamina D3 aumenta la absorción de calcio en el intestino y por lo tanto debe tener gran importancia en el grosor de la cáscara. En nuestro experimento esto queda reflejado en un incremento del grosor de un 33%. Por otra parte encontramos que entre el grosor y la nascencía se daba una regresión de tipo exponencial con un coeficiente de regresión de 0.71 %. Desde el punto de vista biológico esto se debe a que un menor grosor de la cáscara supone una mayor posibilidad de rotura de los huevos.
Conclusiones
Tal como se ha comentado hasta ahora las vitaminas se utilizan en las dosis mínimas necesarias para que los efectos de su carencia no se manifiesten. En la experiencia se observa claramente como en todos los casos aumenta la fertilidad y la nascencía con el suministro de vitaminas. Ello confirma la existencia de una relación positiva entre las tasas reproductivas y la ingesta de las vitaminas A, D3y E.

Es por ello recomendable la administración continua de unas dosis de mantenimiento, suplementarias a la dieta habitual, tanto para evitar los trastornos de una posible carencia como para aumentar las tasas de reproducción y fertilidad de las aves

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